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“Dragonwyck” (1944) de Anya Seton: Abuso y psicopatía

“Él era todo pecado y misterio, y Miranda temía los placeres que él le ofrecía como ella temía los fuegos del infierno. Sin embargo, cuando sucumbió por fin, no fue porque su cuerpo fuera débil, sino porque su mente tenía curiosidad ”. Anya Seton, Dragonwyck

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Dragonwyck (1944) de Anya Seton: Una historia de abuso y psicopatía

Publicada por primera vez en 1944, “Dragonwyck” fue un éxito de ventas en Estados Unidos que luego se convirtió en una gran película (aunque no tan apegada a la verdadera historia) protagonizada por Gene Tierney y Vincent Price en 1946. Si te interesa, puedes leer la reseña y la comparación con el libro aquí mismo en este sitio web.

“Dragonwyck” es la historia de Miranda Wells, una chica de granja que vive al norte del estado de Nueva York, con sueños de una vida lujosa que nunca podrá alcanzar. Pasa sus días leyendo novelas tórridas, evitando los avances de los “palurdos” de la aldea y haciendo todo lo posible para mantener las apariencias mientras ayuda a su familia a trabajar en su tierra. Su padre es un hombre bueno, aunque excesivamente religioso y severo, su madre perpetuamente cansada, y sus hermanos simplemente no ven nada malo en el trabajo pesado de la vida en la granja.

El sueño de Miranda se realiza inesperadamente cuando la familia Wells recibe una carta de su pariente rico y lejano, Nicholas Van Ryn, ofreciéndole llevar a una de las chicas Wells como compañera de su hija, Katrine. Miranda se va a Dragonwyck rebosante de esperanza, una niña ingenua y vanidosa que está a punto de emprender un peligroso viaje.

En Dragonwyck, Miranda está encantada con su primo lejano, el apuesto Nicholas, señor de la vasta propiedad familiar Dragonwyck en la parte alta de New York, esposo de la pomposa, obesa, y ociosa Johanna (pero con buenas líneas sanguíneas) y padre de la asustadiza Katrine. Miranda se encuentra deslumbrada por su belleza (la de Nicholas, claro), su riqueza, su secretismo, su distanciamiento, el exceso de todo. Además está expuesta a muchas luminarias de la época en la mansión del Hudson (como Martin Van Buren, el octavo presidente de los Estados Unidos), y se ve envuelta en las amargas guerras entre los arrendatarios y los “patrones”, es decir, granjeros a los que se les permite trabajar la tierra y a cambio de eso, tienen que pagar un “tributo anual” (parte de sus cosechas) al dueño de la tierra, en este caso Van Ryn.

En Dragonwyck, Nicholas comienza a transformar a esta bella muchacha de granja en una dama, formándola, moldeándola, llenándola de lujos. Miranda es una participante dispuesta, agradecida y algo intimidada en esta transformación, que hace todo lo que su “amo” le ordena. Ella no tiene voz propia; ella solo acepta. Sus vanidades son alimentadas, y su codicia crece. Pero ella quiere más. Ella quiere el marido de otra mujer.

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“Dragonwyck” es una historia de advertencia sobre la pérdida de la brújula moral en la fascinación y la búsqueda de todo lo que el dinero puede comprar y el estatus puede adquirir. Es un libro sobre avaricia, celos, manipulación, violencia e inocencia perdida.

También es un libro ambientado durante la Guerra México-Americana, que conduce a la Guerra Civil. Y Anya Seton no rehuye al discurso político y los disturbios. Se ha fundado una democracia en Estados Unidos y está encontrando su forma. Los arrendatarios se están rebelando contra un sistema feudal traído del Viejo Mundo, que los tiene para siempre con los “patrones” (léase “La Guerra Helderberg“). Hay levantamientos contra Dragonwyck y todo lo que representa, un creciente rechazo visceral de la aristocracia estadounidense.

Es bastante interesante este trasfondo político-histórico en la novela. Agrega gran profundidad y matices, colocando esta historia personal dentro de un contexto mayor. De hecho, Dragonwyck parece aislar a sus habitantes de las “revueltas” del mundo “real”. Pero la “revuelta” democrática pronto viene a tocarles la puerta. Y uno de sus participantes, es un médico de granjeros, un hombre ordinario, Jefferson Turner, joven un poco menos guapo pero mucho más agradable para salvar el día. Todo muy predecible pero jugando con el género, haciéndolo más oscuro, más político, más moderno.

Debo confesar que solamente comencé a leer esta novela porque me interesaba mucho saber cómo era el original Nicholas Van Ryn del libro vs el Nicholas Van Ryn de la película de 1946, encarnado maravillosamente por un jovencísimo Vincent Price, y vaya que el de Vincent Price resultaba ser un pan de dulce comparado con el Van Ryn original.

Esta no es una novela de romance gótico. Es, número uno, una muestra sobre una personalidad psicopática, sobre cómo se manifiesta su psicopatía en acciones, palabras y pensamientos, y cómo con el desencadenante más pequeño, desciende en espiral hacia profundidades de depravación y horror, y número dos, sobre las señales de advertencia de un relación abusiva, en la que un esposo se burla de la poca inteligencia de su pareja, menosprecia cualquier pensamiento independiente, la aísla de las influencias externas, incluidos amigos y familiares, antes de finalmente recurrir a la violencia física para ejercer control sobre ella. Nicholas no es el héroe romántico. Nicholas es definitivamente atípico, tiene el complejo de arrogancia y superioridad de muchos hombres de clase alta de esa época (o de cualquier otra), pero el libro también deja en claro su oscuridad y crueldad interior. Y Miranda… Miranda es un personaje que no encaja realmente en ningún lado. No encaja en su familia y tampoco en Dragonwyck. Además se pasa el resto del libro creyendo que Nicholas es mejor que él, más humano, más frágil, más emocional; ella se reprende constantemente por no estar más atenta como esposa, básicamente haciendo lo que hacen todas las mujeres maltratadas en una relación poco saludable: creer que todo es culpa suya y que si actúan mejor, su matrimonio será mejor. La negación y la ignorancia parecen ser los temas recurrentes en la novela.

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¿Algo de esto es romántico como muchos lo afirman? Creo que no. Eso sí, su escritura es notablemente de muy buen ritmo; la tensión es palpable, la atmósfera evocativamente retratada en cada página, y el escalofrío de horror y sospecha se siente incluso en los momentos más felices de la novela. Eso sí, el final deja un tanto como 🙄

Pero esa es otra historia. En fin, si te interesa leerlo, creo que el libro sí existe en español, aunque yo lo leí en inglés. En línea se puede “pedir prestado” desde el sitio web de Open Library, que es parte del portal de Internet Archive. Si mal no recuerdo, prestan los libros por una semana, aunque este se lleva menos. Y si te quieres ahorrar el proceso y prefieres escucharlo en audiolibro, puedes encontrarlo completo en esta lista de reproducción en YouTube. La adjuntaría aquí mismo pero el usuario que la comparte no permite la reproducción en otros sitios web. Anda tú.


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Hablo tres idiomas: exageración, sarcasmo y auto-ironía, siendo el último, mi idioma nativo. No me gusta lo "mainstream" y no me gustaba lo "mainstream" antes de que no gustar de lo "mainstream" fuera "mainstream". No soy "cool" y no era "cool" antes de que no ser "cool" fuera "cool".

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