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Cine y Televisión

Novela vs Película: “Dragonwyck” (1946)

“Pero no viviré según los estándares ordinarios. No correré con la manada. No estaré encadenado a una rutina de vida que es igual para los demás. No miraré al suelo y me moveré en el suelo con el resto: mientras existan las cimas de las montañas, las nubes y el espacio ilimitado”. Nicholas Van Ryn – Dragonwyck (1946).

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Antes de empezar con la reseña, sugeriría que leyeras primero la reseña de la novela “Dragonwyck” de Anya Seton, sobre la cual está basada esta película. No será un spoiler debido a que la película no tiene que ver demasiado con la novela, o bien puedes ver primero la película para luego leer la reseña, ya que aquí sí voy a hacer algunas comparaciones con la novela, y por ende, tendré que “tirar” mucho spoiler. La película completa la puedes encontrar en YouTube en su versión original en inglés, en castellano y en español latinoamericano. Aclarado el punto, operemos Doctor.

Años antes de convertirse en la estrella principal de las películas de terror, Vincent Price protagonizó este thriller gótico basado en la novela más vendida de Anya Seton. Si mal no recuerdo, se dice que como Vincent Price ya había probado lo que era ser el villano de la película (y de la obra de teatro) y esto le había encantado, Price deseaba mucho interpretar el papel de Nicholas Van Ryn, incluso hasta bajó de peso (supongo que para ser lo más parecido al Van Ryn de la novela), sólo que Gregory Peck era el que estaba considerado para este papel. Aparentemente nadie sabía o se imaginaba que Vincent Price pudiese interpretar este tipo de papeles. Y con el típico buen humor que siempre lo caracterizó, Vincent Price llamó a “Dragonwyck” como la primera de sus películas de “esposa muerta”.

La historia inicia con la granjera de Connecticut, Miranda Wells (Gene Tierney), cuando recibe una invitación de su pariente y rico heredero feudal de ascendencia holandesa Nicholas Van Ryn (Vincent Price) para venir a su finca al norte de Nueva York y servir como huésped e institutriz. Miranda sigue las enseñanzas de su padre, el estricto y temeroso de Dios, Ephraim (Walter Huston), pero también sueña con el romance y el lujo; su amorosa madre Abigail (Anne Revere) cree que sería bueno para su hija algo de educación en otros aires. La finca Van Ryn se encuentra en un distrito políticamente dividido, entre los patrones y los arrendatarios. Miranda encuentra a Nicholas distante pero también cortés y reflexivo. Su esposa mayoritariamente postrada en cama o en la mesa del comedor, Johanna (Vivienne Osborne), es una neurótica que come demasiados pastelillos y a la cual Nicholas ha llegado a despreciar porque no le pudo dar nunca un hijo varón, solamente a una hija, Katrine (Connie Marshall),  quien es una niña temerosa, sin alegría, y que a nadie importa. Los tres Van Ryns están obsesionados por un extraño retrato y un suicidio en el pasado de la familia. Esta morbosa conexión parece que agrada mucho a Magda, la ama de llaves (Spring Byington), quien pasa su tiempo tratando de asustar a Miranda con esta historia.

A través del médico local Jeff Turner (Glenn Langan), Miranda descubre que Nicholas es impopular con los lugareños, que esperan con impaciencia las nuevas regulaciones estatales para prohibir el sistema de tipo feudal. El Dr. Turner se siente inmediatamente atraído por Miranda. Pero está claro que Nicholas también se siente atraído por ella.

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Parte del placer de ver Dragonwyck es su diseño de producción casi perfecto. Todo lo que vemos de Nueva York es el interior de un hotel, pero el tráfico que pasa afuera sugiere que toda una ciudad está presente. Los escenarios y los vestuarios nunca dominan a los artistas, que permanecen en el centro del escenario en todo momento. El viaje de Miranda por el río Hudson utiliza una excelente miniatura de un barco, y todas las imágenes de la costa proyectadas hacia atrás también son miniaturas de estudio a gran escala.

Creo que el hecho de que Vincent Price haya estado en el reparto es lo que hace que la película funcione. Por sus trabajos anteriores, el público de 1946 no necesariamente esperaría que interpretara a un villano, pero lo hizo. Nicholas Van Ryn ahora parece un precursor más refinado de Roderick Usher y otros personajes de horror de Vincent Price. Si no fuera por este melodrama / thriller gótico, Vincent Price pudo haber seguido siendo un versátil actor de reparto en lugar de alcanzar el estatus de especializado protagonista. Price fue ciertamente perfecto para un género relacionado con doncellas temerosas, galanes melancólicos y el omnipresente retrato embrujado sobre el manto de la chimenea.

Vincent Price florece bajo lo que podría ser la mejor dirección de su carrera. Nicholas Van Ryn de ninguna manera es un villano estándar, el lado oscuro de Van Ryn no se expresa durante bastante tiempo. Inicialmente bien educado, pronto revela su intolerancia esencial y su sentido de nobleza por derecho, algo que se suponía que los estadounidenses debían dejar atrás en el Viejo Mundo. Sin embargo, Nicholas sigue siendo encantador, por lo tanto, la atracción de Miranda hacia él no parece descabellada.

Glenn Langan es sólido como el médico que sospechamos que esperará pacientemente por Miranda. El resto del elenco no pudo ser mejor. Walter Huston plantea el tema de la moral bíblica, que tiene un papel importante que desempeñar en la revelación del personaje más fuerte de la película. Como Johanna, la esposa no deseada, Vivienne Osborne proyecta una inseguridad constante. Magda, ama de llaves, algo espeluznante, en lugar de posar como una amenaza absoluta como en otras historias, ofrece opiniones y consejos no requeridos con una sonrisa conspirativa.

Gene Tierney como Miranda se muestra inteligente y centrada, extraordinariamente fuerte, resiste todas las influencias negativas a su alrededor. Incluso prevalece en su elección de doncellas, como Peggy O’Malley (Jessica Tandy) que cojea de una pierna pero Miranda se sale con la suya a pesar de que el prejuicioso Nicholas desprecia las deformidades.

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Hasta aquí todo lo bueno, ahora hablemos de las cosas que no se resolvieron bien en este filme. La historia en sí se siente a medias, el guión omite los momentos clave de la narración, como si diesen por hecho que hemos visto suficientes películas de este tipo para llenar los espacios vacíos. Los personajes van y vienen, y los eventos tienen lugar, sin explicación. El libro de Anya Seton era bastante más complejo y el guión aquí está elaborado de una manera más bien extraña. Supongo que será por la censura de la época, o por la complejidad de la historia que no se podía dar todo el detalle, sólo guiños que quizá sólo los que han leído el libro entenderían por qué. Como el hecho de que en el primer encuentro del Dr. Turner y Miranda, ambos se mostraban amistosos pero en posteriores escenas, Miranda se mostraba apática. Se puede intuir que algo pasó porque el Dr. Tuner menciona algo como “sé que he hecho cosas que la han molestado”, pero ¿qué cosas?. Aquí se omite el hecho de que ambos discutían mucho sobre el hecho de que Miranda parecía despreciar la lucha de los arrendatarios de Dragonwyck por poder ser dueños de sus granjas, a pesar de ser ella misma una granjera, ya que hacía todo lo posible por encajar en Dragonwyck, olvidar su origen y agradar a Nicholas obedeciendo en todo, algo que cambiaría al personaje de la película y ya no sería la heroína que nos quieren mostrar. Bien lo dice Katrine a Miranda: “¿mi papá es una especie de maestro para ti, verdad?”.

Otro guiño (literalmente) son esos pequeños gestos y miradas que lanza Nicholas hacia su esposa y su hija, no se nota demasiado que en verdad las desprecia profundamente, a Johanna por ser una mujer con la que se casó porque su padre se lo instruyó en una carta, para poder perpetuar las buenas líneas sanguíneas, a pesar de ser un poco mayor que él y no muy agraciada físicamente; y al no poder cumplirle ese “deber” de tener un hijo varón y quedar estéril después de tener a Katrine, relegó a Johanna a ser solamente la señora de Van Ryn ante la sociedad y los sirvientes, pero dentro de casa, ella se entregaba a los pasteles y a escribir en su diario sobre el miedo que sentía de Nicholas y el recelo que tenía sobre la “prima” Miranda que casualmente había venido a cuidar de la pequeña Katrine, dicho sea de paso, una niña a la que también Nicholas despreciaba por estar creciendo a la imagen y semejanza de su madre y que al no contar con el cariño de ella o su padre, se pasaba el tiempo escondida en los cuartos de los sirvientes siendo consentida con cuentos sobrenaturales y dulces. Por cierto, Katrine es otro personaje que desaparece abruptamente sin explicación en el filme, y lo que se da a entender es que se fue a pasar algún tiempo fuera de casa, no se menciona que fue reclamada por familiares de Johanna después de su muerte, ya que a la niña le habían inculcado el odio a Miranda por haberse casado con su padre después de que Johanna muriese. Otros que también parecían odiar a Miranda por haberse casado con el “Mijn Heer” Van Ryn, además de toda la sociedad al norte del Hudson, fueron los sirvientes, a los cuales el mismo Van Ryn despidió en su totalidad, trayendo a otros que no conocían absolutamente nada de la historia familiar, de ahí la desaparición de Magda.

Una de los sirvientes, Peggy O’Malley, la doncella irlandesa de Miranda, no vino con el paquete de empleados nuevos. Peggy fue traída por Miranda hacia Dragonwyck durante el corto viaje de luna de miel en barco de la nueva pareja Van Ryn, en donde Nicholas desaparecía la mayor parte del tiempo para tratar de arreglar negocios y tratar de menguar la avalancha de problemas que se avecinaban con las nuevas políticas “anti-renteras” de la época y sólo aparecía en momentos en los cuales tenía que “cumplir con el deber” para traer un “junior” Van Ryn de regreso a Dragonwyck. Peggy era la camarera torpe pero de muy buen corazón que huía de la hambruna de Irlanda y que servía de compañía a Miranda debido a que Nicholas le tenía prohibido salir del camarote, porque no se debía ver a una mujer recién casada deambulando sola por el barco. Peggy, la “pequeña tullida desaliñada” (en palabras de Nicholas), tiene un papel importante en la historia, no se menciona que prácticamente le salva la vida en uno de los intentos fallidos de Nicholas por asesinar a Miranda, aunque en el filme sólo es la que pide ayuda al Dr. Turner y es otro personaje que también desaparece sin explicación rumbo al final de la película.

Otro asunto que permanece sin explicación es ese matrimonio “express” entre Miranda y Nicholas, y esa rara escena justo después de la muerte de Johanna, que comienza con Nicholas en la habitación de Miranda, ella está en la cama y están hablando como si fuera algo cotidiano. Esto es muy extraño para mediados del siglo XIX, e incluso más extraño considerando que su esposa había muerto sólo unas horas antes. Parece extraño para esos tiempos, y dado el historial de Miranda (la hija de padres que temen a Dios y leen la Biblia), está totalmente fuera de lugar que ella lo haya dejado entrar. Sin mencionar que la siguiente escena es Miranda regresando a Greenwich y posteriormente Nicholas apareciendo en la puerta pidiendo la mano de Miranda en matrimonio. Así de rápido. Y la verdad es que pasó un año entero solicitado por el propio Nicholas para guardar el riguroso año de luto, en donde Miranda tuvo que callar, mantener todo escondido y esperar el año sin noticias de él, ya que no se tomaba la molestia de contestar sus cartas, cartas que dicho sea de paso, tenían que ser tan neutrales como por ejemplo “¿cómo están las cosas en Dragonwyck, estimado Primo Nicholas? Muchos saludos a la pequeña Katrine” y cosas por el estilo.

Y como mencioné anteriormente, quizá la censura de la época no habría permitido retratar a un Nicholas Van Ryn como el de la novela de Anya Seton, lo cual es una verdadera, pero verdadera lástima tratándose de Vincent Price. Supongo que ya era algo de por sí escandaloso tener a un drogadicto que no cree en Dios como para poner a un megalómano, hedonista, adicto al opio, xenófobo, que gustaba de ejercer violencia psicológica, física y sexual sobre su segunda esposa, habiendo asesinado a la primera y que además asesinó de un disparo a quemarropa a un jovencito que se reunía con los protestantes durante la masacre de la Plaza Astor, sólo porque le arrojó agua para burlarse de su esnobismo.

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Y para finalizar, obviamente, tenemos ese final tan predecible en la película y tan “válgame” en la novela. En el filme se nos hace creer que a raíz de la pérdida de su primer hijo varón, supuestamente a causa de aquella maldición que su bisabuela Azilde había lanzado contra los varones Van Ryn, Nicholas cae en una espiral de locura, donde pasa sus días enclaustrado en una de las torres de la finca Dragonwyck drogándose y huyendo de las tragedias y dificultades venideras pero no es así en la obra de Seton. Y aquí entramos en el dilema de si los psicópatas nacen o se hacen, e incluso existe el debate si Nicholas Van Ryn podría caer más en la sociopatía que en la psicopatía. Miranda cree que Nicholas desarrolló esta personalidad desde que perdió a su madre a la corta edad de 12 años, pero por la historia de sus antepasados, se intuye que esto ya venía de familia. Sabemos que una de las grandes diferencias entre una y otra es la impulsividad de los sociópatas y la planificación de los psicópatas, y esto queda más claro con una frase que menciona Van Ryn en el filme, cuando Miranda le pregunta sobre el matrimonio entre sus bisabuelos: “¿Azilde y tu bisabuelo se enamoraron a primera vista?” a lo que Nicholas contesta: “Ningún Van Ryn hace nada a primera vista”.

En fin, que ya estaba todo planeado, sólo que no contaba con que se iba a descubrir el crimen contra Johanna y los planes para desaparecer también a Miranda. En el filme, un desenlace bastante simple: locura lleva a la impulsividad, impulsividad lleva a la muerte. Mientras que en el filme, el villano de la película recibe su castigo, en la novela de Seton, el villano muere como todo un héroe, y bajo sus propios términos. Oh, la ironía.

Mientras Miranda emprendía su escape a bordo del barco Mary Clinton, creyendo que por fin se había librado de Nicholas, al dejarlo en Dragonwyck maniatado y golpeado por el Dr. Turner luego de un intento de asesinato con arma de fuego, la todavía señora de Van Ryn tristemente se da cuenta que uno de los pasajeros a punto de abordar el barco es precisamente su todavía marido, Nicholas Van Ryn. Un Nicholas Van Ryn derrotado, rápidamente envejecido al saberse vencido por el hombre al cual odiaba y que iba en camino a ver al gobernador para denunciarlo y con lo cual sólo podría esperar ser expuesto e increíblemente humillado. Pero mientras eso sucedía, había que conservar las apariencias y alejarse de la muchedumbre que aunque sabía perfectamente quién era la pareja, decidió poner todo su entusiasmo a animar al barco Mary Clinton en su carrera contra el Utica, tanto así que mientas algunas personas seguían amontonándose para vitorear al Mary Clinton, otras se preguntaban, ¿por qué tantas ganas de jugar a las carreras con ese otro barco? ¿no es peligroso?

Después de haber ganado la carrera contra el Utica y haber colisionado contra una parte de dicho barco, el capitán del Mary Clinton deseaba no sólo ganarle al Utica, sino ganarle por horas si se pudiese, así que siguió a toda marcha, forzando el barco a su máxima capacidad mientras el humo no paraba de salir y el barco comenzaba a arder. Parte de la tripulación acudió a suplicar a Nicholas Van Ryn que detuviera al capitán, ya que Nicholas era dueño, en parte, del Mary Clinton, aunque éste tampoco hizo caso a las súplicas y el barco siguió en su camino directo al desastre. El Mary Clinton se lanzó a toda velocidad contra la orilla del Riverdale mientras el barco estallaba en llamas. Y aquí es donde entra el “heroísmo” de Nicholas Van Ryn, mientras todos eran presa del pánico, el único que permanecía intacto era Nicholas, dirigiendo a todo el mundo hacia el agua, y nadie lo cuestionaba, todos obedecían a un Nicholas Van Ryn que se encontraba en un estado casi de júbilo. A la mañana siguiente el nombre de Nicholas Van Ryn aparecía en los periódicos como el héroe que sacrificó su vida para salvar la de su esposa y la de la Sra. Edwards y su hijo, después de lo cual se le había visto entrar al agua por tercera vez, obviamente con la intención de ayudar a aquellos que aún se encontraban en el agua. Y desde entonces no se le volvió a ver.

“¡Verás que puedo salvar una vida así como destruirla!”, fue lo último que le dijo a Miranda antes de salvarla. Murió así como vivió, probándose a sí mismo y a los demás que era el amo. La tragedia del barco le había brindado la última oportunidad para su auto-glorificación.

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El Gobernador nunca supo del crímen de Johanna, Miranda rechazó toda herencia, el dinero fue a dar a Katrine, Dragonwyck fue destruido hasta sus cimientos y la tierra fue repartida a sus granjeros, Peggy fue operada por el Dr. Turner, el Dr. Turner se casó con Miranda y se fueron a vivir felizmente a Connecticut, cerca de los padres de Miranda. Como diría Bart Simpson: Qué linda cochinada.


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Hablo tres idiomas: exageración, sarcasmo y auto-ironía, siendo el último, mi idioma nativo. No me gusta lo "mainstream" y no me gustaba lo "mainstream" antes de que no gustar de lo "mainstream" fuera "mainstream". No soy "cool" y no era "cool" antes de que no ser "cool" fuera "cool".

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